viernes, 25 de enero de 2019

Venezuela sigue siendo soberana


Prensa Alternativa La Misión
Circuito Comunicacional Por la Paz (CCPP)

Foto: Archivo

Venezuela vuelve a vivir jornadas de intensidad política, marcadas por la fuerza que el chavismo sigue demostrando en la calle, la tentativa de usurpación del Gobierno Nacional, por parte de la derecha opositora, y el injerencismo sin tapujos del Gobierno de Estados Unidos que decidió jugarse la partida, desconociendo la investidura de Nicolás Maduro Moros como Presidente legítimo de Venezuela, y otorgando ese crédito a Juan Guaidó, presidente del órgano legislativo ordinario, quien se autoproclamó Jefe de Estado venezolano.

Tras violar el Derecho Internacional, en su principio de no intervención en asuntos internos, al desconocer a Nicolás Maduro Moros como Jefe de Estado, y validar la autoproclamación de Juan Guaidó; este 23 de enero Estados Unidos se declaró en guerra contra la soberanía del pueblo venezolano, y confirmó al mundo que está tras el conflicto político en esta nación.

Y, como en toda guerra de este tiempo, el 23 de enero se volvió a confrontar la realidad social con la virtual. Si bien, las calles fueron ganadas por el chavismo, frente a una oposición que, aunque logró volver a movilizar gente, no consiguió ganarle la  batalla de masividad al bolivarianismo;  la mediática transnacional y las redes sociales presentaron a un Nicolás Maduro Moros derrocado, con juegos de cámaras y tomas manipuladas que convertían a la minoría opositora en una verdadera multitud.

Lo que no mostraron los medios transnacionales fue  la ofensiva soterrada que desarrolló la derecha venezolana, después de concluidas las manifestaciones y la autoproclamación de Juan Guaidó; así como tras conocerse las declaraciones intervencionistas de Estados Unidos y la respuesta de Nicolás Maduro Moros, ordenando la salida de Venezuela de la misión diplomática estadounidense, en un plazo no mayor a 72 horas.

Mientras la soledad se apoderó de las principales ciudades, en varios puntos de Venezuela, como Portuguesa, Táchira, Anzoátegui y algunas comunidades caraqueñas, se desató una embestida de odio que contó con quema de gobernaciones, sedes del chavismo, espacios culturales y asistenciales, hasta la movilización de grupos armados, disparando a mansalva; y pago en dólares a bandas hamponiles, para que salieran a saquear y amedrentar barriadas populares.

El 23 de enero volvió a cobrar vidas entre el pueblo venezolano y a despertar los temores al terrorismo que desató la oposición en 2017, conjurados con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.

A dos días de estos eventos, cuando está por cumplirse el plazo otorgado al cuerpo diplomático estadounidense, acreditado en Venezuela, para que abandone el país; la correlación internacional, que determina en estos tiempos el desenlace de todo proceso nacional, se disparó a favor del Gobierno Bolivariano: organismos como OEA y la ONU le negaron apoyo al intento de golpe de Estado, generado por la oposición venezolana, a través de la autoproclamación de Juan Guaidó. Asimismo, países como Rusia, China y otros muchos, se pronunciaron por el respeto a la investidura de Nicolás Maduro Moros.

Está planteado un desenlace a corto plazo, un nuevo escenario de diálogo es indiscutible. No obstante, la percepción popular apunta la continuidad del conflicto, en medio de asuntos esenciales por resolver que, aún no se tocan, como el ataque a la capacidad adquisitiva del pueblo trabajador, con la especulación sin control; la corrupción desatada y la violencia potencial que exhibe la derecha organizada.

Sin embargo, en las bases del chavismo, el alerta para defender los ideales de la Revolución Bolivariana, la Constitución y la institucionalidad, es cotidianidad que se conversa en cualquier esquina.

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