En un emotivo homenaje Miles de personas se congregaron a las afueras del Concejo Municipal gritando consignas en contra de la violencia que se suscita diariamente. “Luto e luta” (Luto se transforma en lucha), “Policía asesina, no nos va a hacer callar” se escuchaba en el centro de la ciudad, donde los cuerpos de Franco y del conductor que la acompañaba, Anderson Gomes, fueron velados antes de ser sepultados.
“Mujer guerrera que murió por el pueblo”, gritaron cientos de personas congregadas en las puertas del cementerio de Caju, en la zona portuaria de Río, donde Marielle fue enterrada.
Su muerte, apenas tres días después de denunciar los excesos de la policía en las favelas y cuando se cumple un mes de la intervención del Ejército en la Seguridad Pública en Río de Janeiro, pone en serios apuros a las autoridades, que hoy fueron blanco de la indignación popular y que deben dar una respuesta a las demandas, tanto internas e internacionales, de una investigación rápida y concluyente.
Marielle era relatora de una comisión municipal creada para fiscalizar la intervención en Río de Janeiro y se había pronunciado abiertamente en contra de la presencia del Ejército en un vídeo en el que participaron varios artistas para denunciar lo que consideraban una “farsa”.
Su vehículo recibió nueve impactos de bala, tres le dieron en la cabeza y otros tantos alcanzaron al conductor.Su asesinato ha tenido un gran impacto fuera de las fronteras de Brasil y ha llevado a varias organizaciones internacionales a exigir una investigación urgente y transparente.
La portavoz en Ginebra de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, Liz Throssell, pidió que las pesquisas “se hagan lo antes posible” y de forma “completa, transparente e independiente, de modo que (sus resultados) puedan verse como creíbles”.
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